En picada

“Ya no hablemos del PIB”.

– AMLO

Con 10.7%, México es el país con mayor tasa de letalidad por Covid-19 en América Latina, región considerada ya como epicentro de la pandemia mundial, donde según las últimas cifras en México existían 71,105 casos confirmados y 7,633 decesos, siendo CDMX, Estado de México y BC las entidades con mayores casos.

Estos datos indican la curva de contagio está muy lejos de aplanarse. Sin embargo, la economía nacional se prepara para iniciar apertura a partir del 1 de junio, pero sin considerar las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud, ni la experiencia de otros países que ya pasaron por este proceso.

Evaluando la apertura, es muy claro la pandemia está generando un golpe devastador para la economía mundial, impactando particularmente a México, ante la falta de verdaderos apoyos gubernamentales.

Las últimas noticias hablan de una contracción del 7.4% del PIB, una pérdida de empleos de cuando menos un millón, y una caída en las exportaciones del 41% en un solo mes, todo esto sin medir todavía la caída en el consumo interno.

El presidente ya aceptó la pérdida del millón de empleos, pero argumenta sus programas gubernamentales como “jóvenes construyendo el futuro”, y obras emblemáticas como el tren maya, compensarán por esta pérdida generando 2 millones de empleos nuevos, cuando tendría que entender que estos empleos no vienen de una economía de mercado sino del erario. Consecuentemente, ¿de dónde van a salir los recursos para pagar estas plazas?

Buscando favorecer solo a las personas de menores recursos, ha autorizado apoyos a microempresas con créditos de $6,000 por tandas, créditos a la palabra por $10,000, y créditos a PYMES por $25,000, buscando apoyar a 4 millones de familias. Estos créditos no solo son claramente insuficientes, sino que solo han podido llegar a 740,000 personas, equivalente al 2.45% de 33 millones de familias mexicanas existentes.

Al millón de desempleados en dos meses, y las casi 10,000 empresas que no reabrirán, se adicionarán los despidos de las empresas maquiladoras por la caída de la economía estadounidense, como ya lo marcó la caída de 41% de abril.

Para darnos una idea de lo que puede pasar, recientemente la deuda de Aeroméxico fue clasificada como chatarra por las calificadoras de riesgo, por lo que la aerolínea podría declararse insolvente. Con la posible desaparición de Aeroméxico y los problemas de Interjet, la industria aeronáutica en México prácticamente desaparecería.

En situación similar está la calificación crediticia del país, donde el secretario de hacienda menciona no le preocupa que México pierda su grado de inversión mientras existan inversionistas, sin recordar México ya está pagando el doble de tasa de interés en su deuda pública como prima de riesgo.

Ante la inercia del gobierno federal, solo queda observar cómo se deterioran los indicadores de salud financiera del país, donde nuestros impuestos se seguirán usando en programas clientelares, obras faraónicas, financiando los déficits de PEMEX y CFE, y en general dilapidando recursos en proyectos que no generan crecimiento económico.

En el inter, la 4T argumenta la pandemia le vino “como anillo al dedo”, incrementando los programas clientelares con recursos públicos, y ante la posibilidad de bancarrota de las grandes empresas, la posibilidad de absorberlas y tomar control de ellas, tal y como sucedió en 1970.

México se enfila hacia la peor crisis económica de su historia y el barco navega sin capitán.

Juan Manuel Hernández Niebla, Presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del Estado.

Columna publicada el 27 de mayo de 2020 en el periódico FRONTERA Tijuana.

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